Sunday, October 23, 2005

enanos

Si no me hubiese lastimado tanto como me lastimó (creo que por todos lados, pero especialmente el espíritu), al extremo de salir y no poder articular palabra, la obra que ví ayer, podría decir que tuve la suerte de ver la obra del año. Pero cuando las cosas me lastiman así, sólo puedo pensar que se trata de un golpe bajo. Y eso no tiene excusa, nunca. Sacudir no es lo mismo que lastimar, y esta obra duele. Dejar el espacio para que un espectador (tal vez sensible) imagine o intuya las más oscuras posibilidades, me parece respetable y noble; lo otro me parece perverso.
Sin embargo, y si consigo que lo áspero no lo eclipse todo, esta obra tiene todo lo que necesita para generar una fuerza terriblemente precisa. El problema no es que le falte algo. El problema es que le sobra.
Las actuaciones me parecieron desparejas, pero la madre y la hija rica, son impecables. Y marito está claro que no, pero cuando se trata de fetiches...

Tolcachir decididamente no es sólo una cara bonita (escribí todo lo anterior sólo para escribir esto). "La omisión de la familia Coleman", en Timbre 4.
Agrego (destaco) que Lucas casi se descostilló de la risa durante la función (Y bueno, sostiene, es humor negro), así que si a mí no me pasó lo mismo, entiendo que la obra me tocó demasiado de cerca, ahí donde no está bueno.
Para otra mirada sobre el fenómeno Tolcachir, chequear el blop de Yukio (al que le dejo saludos muchos).

(¿Por qué durante el almuerzo en casa de la familia de L, tuve que enterarme del estado (crítico) de la flora intestinal de mi suegro?)