Sunday, August 31, 2008

manzanas

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Eres lo mejor de este mundo y lo sabes.
Javi Punga.
Y Coiffeur.
En el cumpleaños de Estamos Felices, ayer.

Este finde inauguré la temporada de bermudas y salir a andar en bici y echarme en el pasto a leer y tomar mates al sol. Los domingos a la mañana son para eso.
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Friday, August 29, 2008

orejas

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Un pequeño disco que encontré hoy.
Es de una chica francesa que se llama Soko.
Canciones puras, simples y achispadas.
I wear my magic smile, just for you.
Descargar.

Ah, ayer cenamos Tina, Tom, JA, Martín y yo en los mantelitos.
Ese lugar en calle Gorriti donde se come tan bien.
Me la pasé mirando por la ventana, eso sí, porque tenía que espiar a mi bicicleta aparcada en la vereda de enfrente. No sea cosa que se vaya y me deje a pie.
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ada

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Yo no sé qué me han hecho tus ojos.
Enamorado del documental. De ella.

–Baños de espuma de dos horas, picadas en su descapotable hasta San Isidro para que el pelo se le secara con el aliento del viento–.

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Tuesday, August 26, 2008

bata

Viajar contigo es como escuchar la vida secreta de las plantas.
Una canción para escuchar en la ruta.
De Buscaglia.
De mis amigos Tina y Tom.

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Volví colorado como un tomate.
Pasamos el finde en Colón.
Tina manejaba y sacaba fotos*. Tom pasaba música. Los tres cantábamos. Viajar en auto con amigos por la ruta y cantar es vivir el presente. Es esa sensación.
Charlar de todo, tomar mate y transmutar.
Hicimos nuestro tradicional viaje anual a las termas.
Estamos convencidos de que en el agua se puede transmutar todo lo malo.

Tom llevó Papá, el disco de Lucas Martí, y ahora no puedo dejar de escuchar I.O.A. -que canta Javiera Mena-, y Diario Íntimo.
En público es divino, un monstruo cuando está solo conmigo.

Algo me dice* que se viene la tormenta de Santa Rosa.
Bienvenida.

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Wednesday, August 20, 2008

bazar

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Se me ocurren todo el tiempo ideas para tarjetas personales.
Como sacarle fotos a esas letritas de plástico, y hacer algo con eso.
Pero al final no me decido por ninguna.
Y no tengo tarjetas.

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Monday, August 18, 2008

frijol

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Otra de Banana Yoshimoto.
Amrita.
Quiero que esta novela no termine nunca.
La leo bien despacio para que dure, pero aprovecho cada momento que puedo para ponerme a leer.
Y mientras ponemos a remojar porotos de todos los colores para un señor guiso.
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hipo

Desde hace ya varios meses yo mismo me corto el pelo.
Lo hago con una maquinita.
Durante años me corté en una peluquería canchera, con música muy fuerte y donde, a pesar de haber pedido turno, siempre tenía que esperar. Yo quería cortarme siempre igual, y sin embargo salía siempre con un corte distinto que reflejaba, supongo, el intrincado aparato psíquico de mi peluquero, su humor y su estado de ánimo. O su abstracta noción de onda. El año pasado me cambié a otra peluquería, por recomendación de Lake. Un pequeño local al fondo de una galería en calle Corrientes. Pocas peluchas y nunca había nadie. Un hombre grande que realmente se tomaba su tiempo para cortar. Era grandioso. Cortaba muy de a poquito y al final, con toda la concentración del mundo, me pasaba la navaja en la nuca y las patillas. Era el cielo. Cuando veo a alguien muy concentrado haciendo algo es la emoción misma. Me conmueve mucho, tanto que siento un zumbido en el cuerpo, ver a alguien tan concentrado que parece que el mundo a su alrededor desaparece. Así me cortaba el pelo el hombre grande. El ruido de la tijera, el ritmo, el peine, la fuerza exacta con la que agarraba mi cabeza para moverla a un lado y al otro, el ruido áspero de la navaja. Y el corte que era siempre exactamente igual. Un corte como para ir a la escuela. Corto. Simple. Prolijo.
Pero desde hace meses me corto yo mismo. Tengo una maquinita para cortar el pelo, entonces simplemente apoyo una mano en mi cabeza, y recorto el pelo que sobresale entre los dedos. Así sin más. Justo antes de darme un baño. Fui perfeccionando mi técnica. Para cortar la parte de atrás de mi cabeza, la que no puedo ver en el espejo, tengo que cerrar los ojos.
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Niceto tiene hipo.
Niceto es mi gata.
Me mira con ojos grandotes. De repente hace un espasmo y abre más los ojos y me tiento. No puedo hacer nada Niceto. Ya se te va a pasar. Mientras tanto sos muy divertida. Y no, no voy a ir hasta la calle a tocar el timbre para que te asustes. Siempre te asustás cuando suena el timbre, y corrés a esconderte debajo del acolchado. No es un buen escondite, por cierto. Y no estoy seguro de que los remedios para el hipo que funcionan con las personas vayan a funcionar con vos. Podés intentar aguantando la respiración. O esto, claro: sentarte delante del monitor y mirarme.

Fui a ver Los Sensuales, de Tantanián, el sábado al Camarín, con L., Gu y J., donde también cenamos muy rico. Y aunque sigo sin entender por qué tiene partes musicales, la historia es hermosa. Es una adaptación de Los Hermanos Karamazov muy atrevida y descocada. En la puesta hay un tema de Antony & The Johnsons, ponele.
Y Un Novio Para Mi Mujer, al cine, esa misma tarde. Bertuccelli: vos y tu personaje, la Tana, son todo.
Este finde largo fue subir mucho el volumen para bailar Heart It Races. Muchas veces.

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Monday, August 11, 2008

china

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Y hablando de chinadas, quiero terminar de una vez el libro de Murakami que estoy leyendo. Él es japonés, pero da igual. Cada vez me falta más para terminarlo. Asomo la cabeza fuera del libro, como si estuviese nadando, y la otra orilla está cada vez más lejos.
Cuando era chico no podía dejar un libro por la mitad. Después, un día, me pareció tonto obligarme a la tortura de seguir leyendo una historia que claramente no iba a interesarme, y aprendí a dejar de lado esos libros para empezar otros. Me sentía muy canchero por eso. Pero pasó el tiempo y estoy de vuelta donde estaba al principio. Voy a leer este libro hasta el final. No puedo dejarlo. Además me lo regaló un amiga. Sería descortés.

Tal vez incluso algún día termine El Pasado, de Alan Pauls.

O tal vez no.
Ya tuve suficiente de Rímini.

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Thursday, August 07, 2008

ballena

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De cómo un capricho.
Tenía que armar un montón de piezas para comunicar que la compañía donde trabajo se muda de edificio. Es mucha gente y es un edificio muy grande. Armé banners, carteles, bolsas, folletos de bienvenida, cajas de regalos. Para todo eso usé la imagen de un panadero. Por capricho, más que nada. Había encontrado esa foto hace mucho, en alta, de dos panaderos y un cielo azul hermoso de fondo, y la había separado para usarla alguna vez para algo. No podía justificar demasiado por qué había elegido un panadero, pero a todos les gustó.
Bueno, me acaban de decir que quieren hacer una escultura gigante en la pérgola de entrada del edificio.
Sí.
Un panadero.

Si dentro de unos meses hay un panadero gigante en Puerto Madero, fue un poquito mi culpa.

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It was a real whale, a photograph of a real whale. I looked into its tiny wise eye and wondered where that eye was now. Was it alive and swimming, or had it died long ago, or was it dying now, right this second? When a whale dies, it falls down through the ocean slowly, over the course of a day. All the other fish see it fall, like a giant statue, like a building, but slowly, slowly.

Miranda July, The shared patio (de ‘No One Belongs Here More Than You’).

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Sunday, August 03, 2008

malibú

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Le decimos un SÍ grande a Uruguay y todo lo que hay en él.
Ayer Tina, la más uruguaya de mis amigas, nos convidó a todos (Tom, JA, Lukis, L. y yo) en su casa "panchos a la montevideana", como los sirven en La Pasiva. En semana santa estuvimos en Montevideo y me traje papel para envolver (que pedí en el local por favor me regalen) con el logo del niño a punto de engullirse un pancho gigante. Gran souvenir.
Antes vimos Re-Genias, con las chicas de Tan de repente. Lo mejor de la obra: las risas de Lukis.

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Saturday, August 02, 2008

chocho

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En Santa Fe te sirven lupines con la cerveza.
Mi abuelo (el italiano, no el alemán) preparaba lupines. Cacerolas enormes. Yo intenté preparar varias veces pero nunca me salieron bien. Siempre que pregunto me dan recetas distintas. Las probé todas y no hay caso. Mi abuelo se fue al cielo de los abuelos cuando yo tenía diez, y andá a saber. Entonces cada vez que veo lupines en salmuera es así: compro, llego a casa, me preparo un vermoucito o abro una cerveza, y los como sin parar, uno tras otro. Los tenés que apretar con los dedos, pellizcar, y el lupín sin la cáscara sale dirparado directo a tu boca.
Hoy L. trajo cosas para preparar el almuerzo y me dijo que además había traido algo para mí. Y ahí estaban.

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teté

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Ayer fui a ver Lúcido, de Spregelburd.
Hacía tiempo que no salía del teatro tan ensimismado y conmovido.
Es una sensación que disfruto mucho. Sentir que estoy casi a punto de abarcar algo con el pensamiento, y que se despliegue al mismo tiempo en otras direcciones, en muchas. Todo eso con personajes, situaciones y palabras que se llevarían muy bien con mi desayuno de mates y pan con manteca.

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