Se lavan. Se hierven. Se pinchan uno por uno. Se los vuelve a hervir en almibar y se los deja enfriar. Durante una semana se cuela ese almibar, se hierve y se vuelca caliente sobre los quinotos, una vez por día. Listo. Al frasco.
El olor que queda flotando en la cocina es lo mejor.
Estos son regalo de día del padre. Él es fanático.
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