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Mendoza, 10 de abril 1965
Queridos J.C. y G.:
Anoche llegamos muy bién, luego de un viaje corto aunque muy movido. C. vomitó 2 veces en la bolsa del avión, suerte que no había almorzado. Mendoza es preciosa. El hotel es sumamente cómodo y pulcrísimo. En el baño tenemos un calefón igual al nuestro. Mi habitación tiene un gran balcón sobre la Av. San Martín. Los G. están muy bién y tienen un departamento muy lindo y bién arreglado. P. duerme allí. A C. le encantó el cuadro. Lo puso en la cabecera del sillón de su despacho debajo del cristo. Lo tiene muy bien amueblado. Besos Porota.
Y hablando de aviones, mi nueva compañera de trabajo, que ya cité alguna vez, nos dijo a todos algo que no sólo la explica a ella por entero (ella es todo glamour), sino que perfectamente podría formar parte del pequeño manual de bolsillo de estilo y sensibilidad para amateurs que está por escribirse.
A saber...
Cuando era chica, mi mamá me dijo: No te voy a decir que no te emborraches, yo sé que aunque te lo diga lo vas a hacer igual. Lo único que te pido, es que no sea con vino barato.