Saturday, October 08, 2005

gotismo



Algunos de los cuentos más hermosos que leí en mi vida los escribió O´Henry (1862-1910). Que resulta muy difícil de googlear porque todos tenemos en algún lugar algún pariente Henry, lo sepamos o no. Y fue cuando finalmente me convencí de esto que descubrí que su verdadero nombre era William S. Porter. Y que alguna vez le escribió a su hija, desde el campo:
"Aquí es verano, las abejas están floridas, las flores cantan, los pájaros hacen su miel... ¿Para cuándo las Pascuas y los huevos de conejos? Pero sin duda tú has aprendido en la escuela que los conejos no ponen huevos y que los huevos crecen sobre los arbustos."
Y si primero creí que su cuento en la antología del humor negro de Breton era todo, todavía me faltaban sus Cuentos de Nueva York, y su novela Coles Y Reyes. De la que voy a copiar un párrafo, escrito casi antes del cine...

"Escena: Los límites de las tierras de un latifundista en un país tropical. Un indio anciano de rostro caoba limpia las hierbas que invaden una tumba junto a un campo de mangles. Se levanta y camina lentamente hacia una huerta sombreada por el breve y rápido crepúsculo. A la salida de la huerta se ve a un hombre de recia contextura, de gesto bondadoso y amable, acompañado por una mujer de recia y clásica belleza. Cuando el anciano indio llega junto a ellos, el alto señor deja caer algunas monedas en su mano. Con la impávida altivez de su raza, el cuidador de la tumba las acepta como un derecho y se marcha. La pareja que se encuentra junto a la huerta se interna por el sombrío sendero, caminando muy juntos, muy juntos..., pues, al fin y al cabo, ¿qué es el mundo, en el mejor de los casos, si no un pequeño cuadro cinematográfico en que una pareja camina unida?"

¿Por qué estoy en mi casa ahora si la primavera está ahí afuera? Lucas. Que no descansa. Hace una semana descubrió una pérdida en el calefón. Y puso un balde. Azul. Sin embargo no hay cada vez más agua, como él se empecina en hacerme creer, en el balde. De hecho, la "gota" que pende del caño, se parece mucho a la gota que él me hizo ver la semana pasada... ¿Será acaso la misma gota, que decidió anidar en nuestro caño? Lucas sostiene que no. Que a una gota la sucede otra gota, y así. Y sucedió lo que más me temía: El plomero no vino el lunes, ni el miércoles... Y Lucas se fue a su curso, y heme aquí. Balcón, pajaritos y mate. Y el plomero en la terraza de El Diamante tomándose un martini. Yo en su lugar haría lo mismo.