El domingo es el día más ñoño de la semana. Es además un día para celebrar la ñoñez (especialmente si está nublado como hoy). Para abandonarse y embriagarse de ñoñez. Para remolonear toda la mañana en la cama. Para caer en la cuenta de que *necesito* pijamas para para poder dejármelos todo el día. Para poner en random el complete song book de Ella Fitzgerald. Adoro los domingos bien domingos como hoy. Si fuese un día de la semana sería un domingo, un domingo a la tarde, porque nunca quiero que se termine. Y todo pasa así, despacito. Y se va yendo pero todavía no se fue. Las cosas, el cielo, la música, todo tiene como un fade que no hay que molestar. No me puedo cansar o aburrir de estar acá ahora, porque nada más es lindo. De la misma forma que dejo loopeando los temas que me gustan, dejaría loopeando este momento, toda esta tarde; y solamente por eso es linda. Pero no puedo hacer eso, y supongo que ella sabe y se divierte conmigo, y me dice que no sea tan tonto, que voy bien, que no le haga preguntas, que me quede ahí donde estoy, que haga eso, que me sonría, que suba el volumen y que baile, y tiene la voz de Ella y me dice anything goes.
Y para terminar este domingo ñoño, le dije a L que en vez de volver a casa, nos encontremos en Planet Movie porque tengo antojo de Generación X (un verdadero ñoñazo). Y L se reía de mí porque me tropezaba por la calle porque sí, estoy embriagado de domingo y borrachín de destornillarores que me preparé tan tan ricos.
Y agrego una memorable ñoño quote: There's no point to any of this. It's all just a... a random lottery of meaningless tragedy and a series of near escapes. So I take pleasure in the details. You know... a quarter-pounder with cheese, those are good, the sky about ten minutes before it starts to rain, the moment where your laughter becomes a cackle... and I sit back and I smoke my Camel Straights and I ride my own melt.