De paseo por el mercado de pulgas.
Es un poco mi perdición. Siempre encuentro alguna excusa para darme una vuelta. Bueno, también es cierto que vivo a pocas cuadras... El punto es que no se agota nunca. Es infinito.
Acompañamos a Tina hace unos días. Se compró las mesitas de luz más lindas del mundo. Descubrimos que eran distintas porque antes (en un antes que no puedo precisar) las del hombre tenían un cajón y las de la mujer no. Él leía por las noches y guardaba sus gafas y pequeñas cosas. Ella sólo guardaba zapatos.
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